La manzana
Son Adán y Eva en la fronda. Sueñan.
La manzana, por alguna razón, descansa en una jaula y espera el momento.
El hombre le da la espalda
a la mujer con impaciencia.
La jaula estrecha el
espacio entre sus barrotes. Eva sigue
inmóvil tornándose sedosa y transparente cuando Adán la mira.
Ella está indecisa. Duda de
la orden recibida: ofrecerle la manzana a Adán. ¿Qué efecto producirá en sus vidas si
Adán come la manzana? Ella no se ha
atrevido a preguntar.
Adán mira a la mujer. Se siente solo.
Pero ella ha decidido
esperar, no toma la fruta y detiene el
tiempo entre sus manos.
Ya han pasado los años y nada
evoluciona.
Adán se pregunta como esta
aquí y que hará Eva por fin con la manzana.
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