jueves, 24 de julio de 2014

La fidelidad de Petrus

La fidelidad de Petrus




La puerta estaba abierta, por la calle pasaba la gente y
vislumbraba el interior de la casa. Techo de madera, la-
drillo a la vista y unas cortinas voladoras color lila. To-
dos querían saber quien vivía allí,  jamás se había visto
gente; sin embargo la casa estaba habitada. Los provee-
dores dejaban sus mercancías, el pasto lucía cortado y
un perro gigante, como de piedra, dormía todo el día en
el umbral de la puerta.
A la noche la puerta se cerraba, y la luz desaparecía jun-
to con el perro. A la mañana todo comenzaba: la luz del
sol en las cortina lilas, el techo de madera y el jardín apa-
recía regado.
Petrus, le habían puesto los vecinos al perro, que inmóvil
montaba guardia.
Así pasaron los días, los meses y algunos años. Petrus apa-
reció muerto un día. La puerta quedó cerrada, el jardín co-
menzó a secarse y el techo de madera se pudrió. Todavía
algunos vecinos pasan para ver la casa derruida y el jardín
abandonado. Y se preguntan ¿ a que amos soñaría Petrus
cuando soñaba con una cortina color lila, un techo de pino,

 un jardín húmedo y fresco? 

                                                 R. Saporiti 

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